Victoria Sabino: “Intentamos que este museo sea un espacio de conexión con las culturas latinoamericanas”

Victoria Sabino junto a una de las piezas del museo

Más de 700 objetos precolombinos de México, Nicaragua, Ecuador, Costa Rica y Perú y aproximadamente 300 piezas de arqueología local acompañan las pinturas y textos del fallecido Felipe Orlando en las salas del Museo de Arte Precolombino de Benalmádena, centro que mira hacia Latinoamérica hermanando culturas y tradiciones a través de una ventana transatlántica. Felipe Orlando, historia y dedicación hecha museo.

Victoria Sabino, coordinadora de comunicación y difusión del mismo, habla sobre esta entidad inaugurada en 1970.

 

¿Cómo surgió la iniciativa de crear un museo y la obtención de las piezas?

Empezó todo con Felipe Orlando. Felipe Orlando es conocido, sobre todo, como pintor en toda Latinoamérica. Tiene una colección de pintura muy importante. Él fue un hombre muy ilustrado, que, además de tener estudios de Antropología, también era escritor e hizo estudios de Derecho, de Medicina, de Música… Pero la parte de antropología le viene porque tenía un abuelo, de origen español, que fue quien comenzó con la colección de objetos precolombinos, sobre todo de México. Su abuelo le donó su colección de piezas, entonces ahí empezó su periplo. Él y el antiguo alcalde de Benalmádena Enrique Bolín se conocieron en una exposición donde Felipe Orlando participó exponiendo algunos objetos de arte hispanoamericano. Enrique Bolín quería abrir un museo en Benalmádena para dar cabida a todas las piezas de arqueología local que se extraían de los yacimientos, entonces decidió que era una oportunidad para construir un museo con una colección importante de objetos precolombinos junto a la arqueología local. Así llegaron a un acuerdo en el año 1968. Felipe Orlando donó su colección de piezas y fue director del museo hasta su fallecimiento en 2001. Una vez que abrió el museo, Felipe Orlando ya había entrado en contacto con otros coleccionistas privados y ya, además de piezas de origen mexicano, también llegaron piezas de Colombia, Nicaragua, Ecuador… Posteriormente se unió una colección de Perú, que lleva en préstamo 30 años. Así se creó este museo, que se rehabilitó tras la muerte de Felipe Orlando y volvió a abrirse en 2005, cuando se incorporó una sala de pintura de Felipe Orlando con cuadros y textos suyos.

 

¿Cuál es la función principal del museo?

A parte de la de conservar todos estos objetos, que pertenecieron en su día a colecciones privadas, este museo es un espacio de difusión sobre las culturas latinoamericanas, tanto de sus objetos arqueológicos como de su cultura. Intentamos que sea un espacio de acogimiento y conexión con las culturas latinoamericanas.

 

Cabeza con ojos entreabiertos probablemente Nuestro seños el Desollado

¿Qué tiene de diferente este museo frente a otros de temática similar?

Aquí en España lo que queda es muy poco. Cuando se hacen estudios latinoamericanos o de arqueología precolombina, hay pocos sitios en España a los que acudir. Está el Museo de América y este. El museo de América es otro mundo, porque es un edificio enorme con colecciones magníficas. Nosotros hemos estado bajo su tutela.

La nuestra es una colección pequeña, pero es muy digna. La colección de mujeres bonitas, que representan la fertilidad, es una colección que no tiene nada que envidiarle a ninguna de los grandes museos. También nosotros ofrecemos un espacio distinto, porque estamos en el centro de Benalmádena, que ya de por sí es un pueblo muy bonito y agradable. Además, al tener la parte de arqueología local, tenemos esos dos puntos de vista de la historia, el momento de hermanamiento entre las dos culturas. Este museo llama la atención porque hay muy pocos, y si te gusta la arqueología precolombina, es de fácil acceso.

 

Exposición mujeres bonitas

 

¿Hay alguna pieza que destaque especialmente en el museo?

La colección de las mujeres bonitas es muy interesante, porque a Felipe Orlando le gustaba mucho. Es una colección grande que tiene cada figura distinta con unos detalles específicos. Todas aparecen con gran detallismo. Se les llama mujeres bonitas por estar desnudas o semidesnudas y con el vientre hinchado, que parece que están en estado de gestación. Esta colección es muy interesante. También la parte de los textiles de Perú es muy bonita. Han tenido una fase de restauración y recuperación que ha sido una maravilla, porque se restauraron para la apertura del museo, y hay una diferencia muy grande entre el estado en el que estaban y cómo han quedado.

 

Textil

 

¿Ha habido proceso de restauración en todas las piezas?

En los orgánicos. Cuando te encuentras que los textiles de hace más de mil años tienen unos colores tan vivos, es impresionante. Por ejemplo, en la restauración de las máscaras funerarias, hechas de textiles, pelo humano, conchas o madera, aparecían hojas de coca, porque el consumo era lo habitual. Hay piezas que te dan sorpresas y tienen su importancia por todo lo que te sugieren cuando las conoces. En la parte de Ecuador es donde están las piezas más antiguas del museo, que datan de aproximadamente el 1800 a. C. La cerámica nazca también es una maravilla por el nivel de detalle al que llega la decoración, que te da mucha información a la hora de explicar o conocer estas culturas. En Nicaragua, por ejemplo, están las vasijas trípode, que tienen unas patas muy bonitas.

 

Vasija aribaloide

 

¿La colección va creciendo? ¿El museo está abierto a donaciones?

Hemos tenido alguna donación, lo que pasa es que somos muy estrictos respecto a eso. No es fácil acreditar la autenticidad de una pieza. Nosotros necesitamos que la pieza esté autentificada, entonces cuando se han producido donaciones ha sido porque todo ese tema estaba lo suficientemente claro, porque aunque este sea un museo pequeño, se vela por la protección de los bienes históricos. Desde que el museo reabrió en 2005 hemos tenido dos donaciones, una maternidad grande y una pieza que es una especie de ocarina. Pero somos muy exigentes, porque desde aquí no contamos con los especialistas necesarios para determinar la autenticidad o el valor de una pieza. Somos muy estrictos y eso puede impedir que la colección crezca, pero nosotros intentamos crecer de otra forma, dando a conocer, haciendo una mayor difusión de las tradiciones, etc.

 

¿Cómo hacen esta difusión o divulgación de estas culturas?

Nos estamos centrando mucho en las actividades, tanto para escolares como para público en general. Para escolares tenemos una programación bastante amplia, hay fiestas que son comunes, como la Navidad, el día de los difuntos… Aprovechamos esas actividades para proponer programas educativos. Para el día de los santos nosotros montamos un altar de muertos con bastantes objetos que nos manda la familia de Felipe Orlando desde México, porque nosotros le montamos el altar de muerto a él. Con la Navidad también ponemos nuestro belén mexicano. Para la celebración del día de la hispanidad lo que hacemos es nuestro propio juego del descubrimiento. Con otras actividades también intentamos atraer al público para que, a través de las piezas, la gente aprenda las técnicas. El año pasado tuvimos una exposición de vestidos mexicanos tradicionales de mujer y, con esa exposición, tuvimos algunas actuaciones de música tradicional mexicana y baile. Intentamos hacer este tipo de actividades para que así los niños de Benalmádena y alrededores conozcan que aquí hay un museo de arte precolombino.

 

Una de las vitrinas del museo

 

¿Por qué es importante que los niños desde pequeños conozcan esta parte de la historia?

Para empezar, hoy en día todo el mundo es de todos sitios. Precisamente en Benalmádena hay un índice de población extranjera muy alto, y eso favorece muchas cosas. Con esto, se consigue que los niños en un futuro quieran ir a este u otros museos, porque no se les presenta como algo árido, sino como una cosa divertida. También es importante que se acerquen a la historia de una manera divertida. Además, cuando tú conoces parte de la historia o de las tradiciones de otros lugares, y les das el mismo valor que a las tuyas propias, favoreces mucho más la integración. Entonces creemos que la colaboración y la integración se favorecen bastante.

 

¿Tienen contacto con otras entidades para colaborar en estas actividades?

Nosotros somos un museo local, y al ser un museo tan pequeño, somos un personal escaso y multidisciplinar. Nuestras actividades están muy estudiadas, porque nosotros lo hacemos todo. Sí tenemos contacto, por ejemplo, para dirigirnos a los escolares, que es a través del área de educación y cultura de Benalmádena. Otras entidades han entrado, pero de manera esporádica. Con la Universidad de Málaga tenemos relación a través de algunos profesores. Este año se ha organizado en el museo, junto a la Universidad de Málaga y la Universidad de Sevilla, un seminario de humanismo latinoamericano, donde han venido expertos de toda Latinoamérica y de las universidades de Málaga y Sevilla. Esto es una experiencia muy buena porque es una manera de tener más relación con los circuitos académicos.

Conjuntos de cuentas enhebrados en forma de collar

 

¿Cuáles son los planes de futuro para el museo?

Tenemos intención de darle un mayor valor, por ejemplo, al altar de muertos. Pensamos que es algo que define muy bien nuestra intención, que es darle también importancia a la parte de las tradiciones. Queremos darle un empuje a las actividades. También tenemos pendiente entrar en la red de museos andaluces.

Vasijas

 

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