‘Japón, cultura y tradición’. Un encuentro con la civilización nipona en Macharaviaya
Texto y fotos: Raúl Orellana
La muestra alberga una colección de grabados de los máximos exponentes de este arte a lo largo del siglo XIX.

El municipio malagueño de Macharaviaya ha logrado situarse en el mapa cultural de la provincia gracias a la calidad de las muestras que tienen cabida dentro de su agenda. En esta ocasión, el Museo de los Gálvez de la localidad axárquica acogió, desde el 4 octubre de 2019 hasta el 12 de enero de 2020, la exposición Japón, cultura y tradición organizada por el Ayuntamiento de Macharaviaya, el Centro de Arte Contemporáneo de Mijas y la Fundación Remedios Medina. Dicha muestra, formada por diversas pinturas y grabados elaborados mediante diferentes técnicas, fue una de las actividades oficiales seleccionadas por la embajada de Japón en España como parte de la conmemoración del 150 aniversario de la firma del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre Japón y España del 12 de noviembre de 1868, en plena Restauración Meiji. La relación entre ambos países se inicia gracias a la visita del misionero español jesuita san Francisco Javier a Japón en 1549. No obstante, tras el cierre del país decretado por el gobierno del shogunato Edoy la prohibición de entrada a barcos españoles en 1624, el contacto entre España y Japón se vio interrumpido durante más de doscientos años. Finalmente, después de la visita del comodoro estadounidense Matthew C. Perry, Japón abrió el país y se produjo la firma del acuerdo.

Japón, cultura y tradición estuvo compuesta por una selección de 32 piezas procedentes de países como Singapur, Estados Unidos, Hong Kong, Japón, Luxemburgo, Bélgica o Francia, las cuales pertenecieron al ukiyo-e, voz japonesa que literalmente significa «pinturas del mundo flotante»o«estampas japonesas», género de grabados realizados mediante xilografía o técnica de grabado en madera, producidos en el país nipón entre los siglos XVII y XX. Esta forma de arte alcanzó su mayor popularidad durante la segunda mitad del siglo XVII, cuando se originaron los trabajos de un solo color de Hishikawa Moronobu. En un principio, únicamente se usaba tinta china y posteriormente se fueron coloreando con pinceles de forma manual. Ya en el siglo XVIII Suzuki Harunobu desarrolló una técnica para producir nishiki-e, un tipo de impresión xilográfica con multitud de colores. Los primeros grabados recogían escenas de la vida en las ciudades, pero debido a la demanda popular decidieron incluir también la crítica social. El ukiyo-e se producía de manera masiva y resultaba asequible a personas sin el suficiente nivel adquisitivo para comprar una pintura original. Entre la variedad de temáticas que mostraban, destacaron tres: los yakusha-e, ilustraciones de los actores del teatro popular kabuki; los bijin-ga, estampas de bellos retratos idealizados de mujeres; y los shun-ga, representaciones eróticas que, junto a las postales críticas, fueron perseguidas por la censura del gobierno.

Hokusai, Kuniyoshi, Kunichika, Chikanobu o Toyokni, máximos exponentes de este arte a lo largo del siglo XIX, son algunos de los autores que formaron parte de esta exposición que se ha convertido en una de las muestras más impresionantes hechas en España, comparable a la del Museo del Prado en 2013 o la del Thyssen en 2017, con un mayor número de obras. Así, se mostraron grabados del siglo XIX, el siglo de oro japonés en términos occidentales, en los que se reproducían paisajes naturales japoneses como el monte Fuji, sus bosques, los cerezos sagrados o los trajes típicos tradicionales de geisha o samurái con sus ricos bordados, usados tanto en la época como en la actualidad. En este sentido, dos de las piezas más llamativas de la muestra fueron un casco y una catana original de samurái del siglo XIX realizada en marfil y hueso, ambos expuestos en una vitrina. Las 32 piezas fueron realizadas en papel de arroz, con la particularidad de que cada uno de estos grabados ha necesitado 36 tacos de madera de cerezo para poder imprimir los diferentes colores que lo componen. Por otra parte, dependiendo del volumen de la obra a representar, estos estaban pintados en formatos de hoja simple, dípticos o trípticos.
Xilografía de Utagawa Kunisada Xilografía de Toyohara Kunichika Xilografía de Utagawa Kunisada
La selección expuesta en Japón, cultura y tradición sirvió para dar a conocer la singularidad de la civilización nipona, así como crear una oportunidad de encuentro con una cultura diferente situada a casi 12.000 kilómetros, ofreciendo una visión de ella a través de sus grabados.